NUEVE MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y CINCO DÍAS


23 Agosto de 1989.
Lo que nunca escuchaste.

Te acaricio con la misma incredulidad que hace 34 semanas. Te siento ahí dentro, tranquilo, seguro, flotando en mis entrañas. De vez en cuando, me das un toque, como diciendo: “estoy aquí, no estás sola en ésto”. Y yo respiro hondo y sé que somos uno, divisibles e independientes pero unidos por este milagro de la vida que nos ha elegido para entremezclarnos en esta travesía. Tengo mil sentimientos encontrados. Necesito dejar de imaginar tu sonrisa para oler tu aroma, acunarte, susurrar esa nana de la abuela, pero, hoy, ahora, no quiero dejarte marchar, ni compartirte con nadie, ni que nada te entretenga, excepto el ronroneo de nuestros corazones soñando al unísono. Todo tiene un principio y un final. Hoy terminamos de imaginarnos, mañana nos conoceremos. Hoy termina una forma de sentir para comenzar un nuevo vivir mañana. La lucha, entonces, no tendrá tregua, no habrá marcha atrás. Así que, disfrutemos esta noche de sentirnos un solo corazón porque a partir de mañana tan solo podremos compartir el resto de nuestras vidas.


24 Agosto de 2016.
Lo que te queda por vivir.

Aproximadamente, 9.855 días, entre bisiestos y enteros que han pasado como un suspiro, un cerrar y abrir de ojos. Las nanas ya dejaron de ser susurro y las risas se solaparon con los suspiros y los llantos. Es el tiempo, que no para de andar primero y correr después, sin mirar atrás. Son los recuerdos, que se pueden sentir al trasluz de la ventana para rememorar cómo has llegado hasta aquí. Es la vida, que continúa regalándote instantes cada vez más preciados y, sin prisas pero sin pausas, vas llegando a tu lugar. Es la lucha para mantener tu esencia, ésa que te pertenece tan sólo a tí, ésa que te hacer ser como eres.
Me parece que fue ayer cuando tan sólo eras esperanza e imaginación. Será que, a pesar de tanto, siempre serás las dos cosas.
La lucha ha empezado y no hay tregua pero tus ojos continúan brillando, tu viaje sigue regalándote gentes, lugares, instantes. Así que, por lo que a mí respecta, disfrutemos esta noche de sentirnos entrañas porque, a partir de mañana, tan solo continuaré compartiendo contigo el resto de tu vida. Estés donde estés, siempre navegaremos en la misma dirección.


Dedicado a mi hijo Manu.



Comentarios