De nuevo, un 29 de mayo


La felicidad es atemporal, caprichosa,  absolutamente irracional, escurridiza y aparece cuando menos la esperas. Te suele pillar a contra mano y cuando  quieres atraparla, ha desaparecido como esos ríos que fluyen inconstantes a nuestra vista, esos a los  que hay que perseguir a través de sus infinitas señales hasta que vuelven a emerger de sus entrañas. Así que,¿dónde está nuestra felicidad, dónde atraparás la tuya?
Infinitas respuestas, como los instantes que conforman una vida.
Es una percepción, sutil a veces, imprevisible otras y, casi siempre, furtiva y espontánea. Aparece y desaparece, nunca permanece mucho tiempo.
Es el sentimiento que genera más impotencia, es una lucha constante por permanecer. Enloqueces y desaparece. Te acomodas y desaparece. Estás y desaparece...
Es confusión y desesperanza, adaptabilidad y comunicación. Locura y pasión. Desconocimiento y valentía. Tabú, pensamientos impuros, desorden. Corazón sin compromiso. Es creatividad, pasión, fantasía . Es compartir. Melodías en la madrugada, atardeceres de charlas inconexas. Descanso y tranquilidad. Bendita paz inmune a la melancolía.
Cerrar los ojos , imaginar tu lugar, abrirlos y encontrarlo. Tu espacio, tu hogar, el aroma de las flores que plantaste en primavera, los nuevos retoños, la siesta bajo las palmeras, los abrazos, los suspiros, y ese cosquilleo que recorre todo el cuerpo.
Es un portazo, deshacerse de esa puerta desvencijada para abrir aquella ventana que inunda de luz y melodías ese momento.
Respirar profundo y sentir la energía inundando cada arteria. Llorar de emoción, reír a carcajadas. Un destello de locura, fugaz, infinito...
Es no necesitar, ni consentir, ni adaptarse a ningún medio, excepto el que te haga sentir viva. Esencia, cambio, fuego, transformación. Sin rencores, sin compromisos, sin conciencia.
Saltar al vacío y disfrutar con la sensación de no respirar.
El sueño de una noche de verano, convertido en verdad, aunque sólo sea un segundo. Contar caracolas y kilómetros, acariciar la brisa marina y cada uno de tus  anocheceres, sentir la fría arena de la mañana y mimetizarse con las olas de mi mar Mediterráneo. Encuentra tu felicidad, no pares en el intento porque en el camino te reencontrarás con tantas posibilidades de ser feliz que casi, lo menos importante será encontrarla al fin.

FELICIDADES A MI CABEZA PENSATIVA.
29 de Mayo (¿qué importa el año?...)

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